domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 30: Amor Sincero (Gran Final)

Bienvenidos al gran final de la primera temporada de "Berenice". Quiero dar las gracias a todos y cada uno de los seguidores de esta novela que día a día han estado al pendiente de esta historia que hoy llega a su fin (por ahora). A todos, MUCHAS GRACIAS.

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BERENICE

CAPÍTULO 30: AMOR SINCERO (GRAN FINAL)

HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”, MÉXICO

En el salón de la casa, Berenice habla con Rodrigo, el primo de Juan.



Rodrigo: ¡Tienes que buscar a Juan! ¡Tienes que contarle toda la verdad!

Berenice: Ay Rodrigo, ¿Y qué voy a hacer? ¿Cómo le voy a contar que… qué todo fue una trampa de Daniel y su prima Raquel?

Rodrigo: Juan sabe que Daniel nunca le ha podido ni ver, así que fácilmente te creerá. Debes ir a hablar con él. A esta hora debe estar en mi casa.

Berenice: ¿Estás seguro, Rodrigo?

Rodrigo: ¿Pero a qué esperas? ¡Corre, apúrate y ve a hablar con Juan! ¡Vamos!

En ese momento la chica agarra su bolso del sofá y sale a toda prisa de la mansión. En el patio, Berenice sube a su coche y arranca. La joven pega un brusco volantazo y pone rumbo al pueblo de Santa Victoria, para hablar con Juan.


HACIENDA “LA MIRANDESA”

La abuela de Berenice, Abigail, sonríe feliz mientras observa el cadáver de Daniel en el patio de la hacienda. Abigail habla consigo misma, con la pistola aún en la mano.



Abigail: Al fin terminé mi plan, acabé con todos y cada uno de nuestros enemigos, Berenice. Ahora nada ni nadie volverá a hacernos daño. El traidor de Cayetano pagó con su vida en aquel “disque accidente” de carro. Diana… ojala te pudras en el infierno. ¿Qué creías que habías acabado conmigo? Jajajaja, pagué a los médicos para que fingieran mi muerte, debía engañar a todos para vengarme. Estúpida, merecías morir electrocutada de la forma más cruel y despiadada, peor de lo que me hiciste a mí al empujarme por el balcón, malnacida. Y tú… (Mirando a Daniel) falso, cínico, trepador… desgraciado… Sólo querías a mi nieta por el dinero de la hacienda. Todos eran unos ladrones, unos miserables… pero se acabó. ¡Se acabó! (Furiosa)

La villana termina pegándole un tiro en la cabeza a Daniel para rematarlo, escuchamos música incidental.


PUEBLO DE SANTA VICTORIA
CASA DE RODRIGO

Berenice llega a casa de Rodrigo para hablar con Juan. El chico se encuentra viendo la televisión en la sala de la vivienda. En ese momento tocan al timbre, Juan apaga la tele con el mando a distancia y se acerca a la puerta para abrir…



Berenice: Hola Juan… (Triste y a la vez nerviosa)

Juan: ¿Berenice? ¿Qué haces tú acá? No te esperaba… (Sorprendido)

Berenice: ¿Podemos hablar? Es importante, no te quitaré mucho tiempo, de verdad.

Juan: Claro, por supuesto, pasa, pasa… Siéntate, por favor. (Cerrando la puerta tras de ella)

Berenice: Ay Juan, es que… no sé como empezar, acabo de enterarme de algo que jamás me podría haber imaginado. Creo que he cometido el peor error de toda mi vida.

Juan: ¿De qué hablas? No entiendo. ¿Qué te pasa, por qué tienes esa cara? ¿Estás bien? ¿Le pasa algo a mi hija? (Preocupado)

Berenice: No, Juan, la niña está bien pero yo… (Se le saltan las lágrimas)

Juan: ¿Qué pasa, Berenice? Me estás asustando. ¿Qué ocurre?

Berenice: No sé como decirte esto, me vas a odiar, me vas a… Dios mío, Juan, pero qué hice… ¿Qué hice? (Llorando)

En ese momento Juan, sin pensarlo dos veces se acerca a ella y la abraza fuertemente. Berenice responde al abrazo en lágrimas, arrepentida de haberle juzgado mal, de no haberle creído cuando Juan le estaba diciendo la verdad.

Juan: No llores, por favor… Dime qué es lo que pasa. No entiendo qué es lo que quieres decirme, no te explicas. Me estás poniendo muy nervioso.

Berenice: Fui injusta contigo Juan, muy injusta, y no sabes cuanto me arrepiento de no haber confiado en ti, de no haberte creído, de haberme dejado llevar por la rabia y el dolor… Yo no lo sabía, no sabía que…

Juan: ¿Qué? (Extrañado) ¿Qué es lo que dices? ¿Ahora me vienes a pedir perdón? Pero…

Berenice: Por favor, déjame hablar, te lo ruego. Hoy me enteré de que todo fue una trampa para separarnos. Daniel y su prima Raquel lo organizaron todo para fingir que te habías acostado con ella, con esa desgraciada, mala amiga… (Llorando)

Juan: ¿Quéee? ¿Estás segura de lo que dices? ¿Cómo así que Daniel y Raquel me engañaron? ¿Me drogaron o qué? Yo no… no… no recuerdo… no… (Alucinando)

Justo en ese instante, a la mente de Juan llegan los recuerdos de forma repentina. Juan recuerda el momento en qué, meses atrás, Raquel y él se tomaban un whisky en el salón de la hacienda Castilla-Alcaraz. A modo de flash-back a su cabeza vienen las imágenes de él despertándose en la cama, sólo, semidesnudo. Juan no puede creer lo que está recordando, las palabras de Berenice le hacen ver la verdad, la trampa.

Berenice: ¿Qué te pasa Juan? (Preocupada, con lágrimas en los ojos)

Juan: No puede ser… Dios, esto no puede ser cierto… ¡Maldita sea! (Pegando un puñetazo en la puerta de la cocina) ¡Dios, soy un imbécil! ¡Un imbécil! (Enojado consigo mismo)

Berenice: No digas eso, Juan, te engañaron. Seguro te drogaron, algo te hicieron. Todo era un plan para separarme de ti.

Juan: Esto es increíble… ¿Cómo no pude darme cuenta antes? ¿Cómo? No recordaba nada… no… jamás se me pasó por la cabeza que ellos… ¡Dios! ¡No puede ser! (Se le saltan las lágrimas)

Berenice: Cálmate Juan, por favor… Daniel vino a verme a la hacienda, y por casualidad le escuché hablando por teléfono con Raquel. Fue un milagro que yo entrara en aquel momento en la sala, lo escuche todo… todo… (Llorando)

Juan: Desgraciados… ¡Son un par de ratas! (Pegando otro puñetazo esta vez en una mesa) Te juro que Daniel me las va a pagar. Esto no se va a quedar así, vaya que no. ¿Dónde esta Raquel? Tengo que hablar con esa desgraciada.

Berenice: Raquel se fue a París hace meses, no creo que regrese y menos ahora que sabe que la hemos descubierto. Por favor Juan, no busques a Daniel, no lo hagas, podría ser peor. Ya no tiene arreglo, el daño ya está hecho.

Juan Todos estos meses hemos estado peleados por culpa de otras personas. ¿Pero Berenice es que no te das cuenta de la gravedad de todo esto?

Berenice: Lo sé, y lo siento, de veras que lo siento mucho. Yo… (Llorando)

Juan: Nunca me creíste, dudaste de mí… (Llorando) ¡Dudaste de miii!

Berenice: No me hagas esto Juan, ahora no… por favor… (Rota de dolor)

Juan: Yo siempre fui honesto contigo, siempre te dije la verdad. Te juré por mi padre que está muerto que jamás me había acostado con nadie. ¡Jamas! ¡Y nunca me creíste! ¡Nunca! (Las lágrimas recorren su rostro)

Berenice: Perdóname por favor… perdóname… Las fotos… yo… Juan por favor… (La joven llora deshecha)

Juan: Si no llega a ser por la conversación de Daniel no te habrías enterado de esto, nunca me habrías perdonado, nunca…

Berenice: Perdóname Juan…

Juan: Me echaste de tu vida, sabiendo que esperabas un hijo mío, me botaste a la calle como un perro. Tuve que irme a Estados Unidos, tuve que intentar olvidarte, iniciar una nueva vida… y todo por una mentira… ¡Por una mentiraaa!

El chico barre con la mano la mesa y tira un jarrón al suelo. La cerámica se hace pedazos.

Berenice: Juan, por favor… tranquilo, cálmate mi amor… Yo te quiero… siempre te he querido, nunca dejé de amarte.

Juan: No puedo creerlo… He vivido engañado durante meses…

Berenice: Y yo también, Juan, yo también. Sé que cometí un error, no debí haber dudado de ti pero las fotos…

Juan: ¡Al diablo con las fotos! Aquí lo único que importa ya no es el engaño, la trampa que me tendieron. Lo que importa de verdad es que nunca me creíste a pesar de que yo te juraba no haber hecho nada. ¡No me creíste! ¡Dudaste de mí!

Berenice: Yo te amo, Juan… por favor… no seas así. (Llorando)

Juan: Dios, esto no puede estar pasando. ¿Qué más Dios? ¿Qué más castigo me vas a enviar? (Mirando al cielo)

Berenice: Perdóname, mi amor, perdóname… yo no sabía que… Juan por favor… Vamos a hablar.

Juan: No puedo… (Llorando)

Berenice: ¿Por qué? Si tú me amas, yo te amo. Vamos a tener una hija, por favor Juan. Sé que estás enojado. Sé que estás dolido por todo lo que pasó pero…

Juan: No… no… (Limpiándose las lágrimas con una mano) No estoy dolido, estoy roto por dentro… No tienes ideas de cómo me siento en este momento. (Sentándose en una silla)

Ella se le acerca y trata de animarlo, de consolarlo, de calmarlo… Berenice le acaricia el cabello con ternura.

Berenice: No llores Juan… no soporto verte llorar. Eres tan noble, tan tierno… Te amo. (En lágrimas)

Juan: Seis meses… seis meses para esto… no puedo creerlo.

Berenice: Olvídate de lo que pasó, olvídate de Raquel, de Daniel…

Juan: ¡Ellos no son el problema! ¡Es que no lo entiendes! (Levantándose de la silla se aleja de ella)

Berenice: No seas rencoroso Juan, yo no tuve la culpa de lo que te hicieron.

Juan: Pero dudaste de mí… Eso es mucho peor, eso es lo que más me duele. No el hecho de haber sido un idiota y haber caído drogado por esos dos, no. Lo que en realidad más me duele es que tú, la mujer que más he amado en toda mi vida no confiara en mi palabra.

Berenice: ¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar? ¿Qué habrías hecho si me hubieran drogado a mí y me hubieran hecho unas fotos comprometidas con Daniel, ah? ¡Dime!

Juan: No lo sé…

Berenice: Me habrías echado de tu vida, embarazada y todo. Te conozco Juan, sé como eres de celoso. No me habrías creído aunque yo te hubiera jurado por lo más sagrado.

Juan: No estamos hablando de ti, estamos hablando de mí.

Berenice: Está bien… sabía que no te iba a sentar nada bien todo esto. Se lo dije a Rodrigo en la hacienda. ¿Pero sabes algo? Tu primo fue quién me animó a venir a hablar contigo.

Juan: (Respirando hondo) Necesito tiempo, necesito pensar… No me siento bien.

Berenice: Ok, si quieres te dejo sólo, no te preocupes, no te molestaré más. Sólo espero que decidas lo que decidas, sepas que… que te amo. (Se marcha)

Juan: ¡Espera! ¡Espera por favor, no te vayas! (Tomándola del brazo, ella voltea)

Berenice: ¿Qué quieres Juan? ¿Hacerme más daño? No, es mejor que me marche. Estás muy alterado y…

Juan: Lo siento… (Triste) Todo esto me ha tomado por sorpresa, no lo esperaba. Jamás imaginé que llegáramos a este punto. Siento si digo cosas de las que luego me arrepiento, tú ya me conoces. Sabes cómo soy.

Berenice: Juan, dime la verdad. Quiero que seas sincero conmigo.

Juan: ¿Qué quieres saber? ¿Vas a seguir dudando de mí?

Berenice: No empieces… ya te he pedido perdón por ello. Ya sé que no puedo echar el tiempo atrás, si pudiera lo haría pero no es posible.

Juan: ¿Y entonces? ¿Qué me ibas a preguntar? Ya, ya sé… a poco quieres saber si en este medio tiempo estuve con alguien en Texas o algo así… No lo hice.

Berenice: No, no me interesa eso. Sólo quiero saber si todavía me amas.

Juan: ¿Por qué me preguntas eso?

Berenice: Porque necesito saberlo para seguir viviendo. (Con los ojos tristes)

Juan: ¿Tú que crees? Mírame a los ojos… (Se miran a los ojos) ¿Qué te dicen?

Berenice: No lo sé… (Triste)

Juan: Antes con sólo verme a los ojos sabías perfectamente todo sobre mí.

Berenice: Juan…

Juan: Pero veo que no es suficiente… al menos no en este momento.

Berenice: Dijiste que regresaste por nuestra hija… dijiste que volviste por mí.

Juan: Sí, porque te amo. ¡TE AMOOO!

En ese momento, y sin que ella se lo espere, Juan la toma de la cintura, abrazándola contra su pecho. El chico la besa por sorpresa, Berenice se deja llevar. Juan la besa con pasión y a la vez con mucho amor. Ambos se comen la boca a besos cada vez más y más intensos. Escuchamos música. Juan y Berenice se besan sin descanso, sin pausa, el tiempo se detiene ante su historia de amor…

Alexander Acha – Amor Sincero

Haces que mi alma sienta amor de nuevo
haces que a tu lado ya no sienta miedo
haces que me entregue con cada latido y que no quede ni un segundo sin estar contigo.
Haces que mi corazón ya no esté ciego porque puedo ver en ti que esto es amor sincero,
haces que te quiera más,
un poco más
llegas y te quiero más de lo que ya te quiero

En ese momento, ambos se miran a los ojos, Berenice sonríe dulce, Juan responde a la sonrisa muy tierno y vuelven a besarse. La casa de Rodrigo es testigo del profundo amor que Juan y Berenice se tienen uno al otro.


AL DÍA SIGUIENTE

AUSTIN, TEXAS
CASA DE ESTEFANÍA

En la cocina de su casa de Austin, Fanny habla por teléfono con Juan, quién está en la hacienda Castilla-Alcaraz, hablando por su teléfono móvil desde el salón de la mansión. Junto a Fanny se encuentran Michael, Sofía y María.




Fanny: ¿De verdad?

Juan: Si, hermanita, de verdad. Todo fue una trampa para separarme de Berenice, ella y yo hemos vuelto. Estamos juntos.

Fanny: Siento mucho haber hablado tan mal de ella… de haber… (Arrepentida)

Juan: No pasa nada, todo olvidado. Dale muchos besos a Sofía y a mamá y un abrazo a Michael.

Fanny: De tu parte Juan, no te preocupes. (Sonríe) Te quiero mucho hermanito.

Juan: Y yo a ustedes… (Terminando la llamada)

En la casa, Estefanía cuelga el teléfono y…

Fanny: Juan y Berenice están juntos de nuevo. (Sonríe)

Sofía: ¡Yupiiiiiiiiiiiiiii! (Saltando de alegría se pone a bailar con Michael)

Michael: Jajajajaja

María: ¿En serio hija? (Sonríe)

Fanny: Si, parece ser que se arreglaron finalmente, luego les cuento todo. Juan está muy contento se le ve muy feliz. Por cierto… me dijo que el bebé será una niña, le van a poner de nombre Alexandra.

Michael: Lovely, very nice. Buena elección. (Sonríe) Me alegro mucho que todo haya terminado bien.

María: Ay que alegría… voy a tener otra nieta. Esto hay que celebrarlo, voy a sacar champagne y unas copas.

Sofía: ¡Genial! ¡Una prima para jugar! (Sonríe feliz)


MESES DESPUES…

PUEBLO DE SANTA VICTORIA

En la iglesia del pueblo, Juan espera junto al altar mayor acompañado de su madre doña María, la madrina. Entre la multitud de invitados llega la novia, vestida de blanco. Berenice, acompañada por su padrino, Rodrigo, camina por el pasillo central del templo... Juan sonríe mientras Berenice llega al altar.




En la primera fila de bancos, Jéssica llora emocionada sonándose la nariz con un pañuelo de forma muy cómica, doña Octavia se ríe a su lado. En el altar mayor Berenice sonríe dulce, Juan responde a la sonrisa y le guiña un ojo. En los bancos, Fanny y Michael se miran mientras Sofía carga en brazos a su prima, la pequeña Alexandra. Por su parte Álvaro y su novia Nuria, con su pequeño hijo Jorge, presencian la ceremonia igualmente, al lado de Lorena y su novio Eduardo (David Zepeda) recién llegados de Cancún.



También asisten al enlace Carolina, la prima de Berenice y Nico, su mejor amigo, quienes han venido expresamente desde Monterrey para la boda, con su pequeño hijo Darío.



Entre los más de 150 asistentes la pareja contrae matrimonio. Juan y Berenice sonríen felices, mientras el sacerdote oficia la ceremonia. Todos los invitados, amigos y familiares observan a los protagonistas en el altar.

Cura: Puede besar a la novia.

Juan: Te amo. (Sonríe tierno)

Berenice: Y yo a ti. (Sonríe dulce)

En ese momento Berenice y Juan se funden en un romántico y apasionado beso en presencia de todos. Finalmente su amor imposible ha vencido. Todos los invitados aplauden.

Escuchamos música.

Alexander Acha - Amor sincero

Haces que mi alma sienta amor de nuevo
haces que a tu lado ya no sienta miedo
haces que me entregue con cada latido y que no quede ni un segundo sin estar contigo.
Haces que mi corazón ya no esté ciego porque puedo ver en ti que esto es amor sincero,
haces que te quiera más,
un poco más
llegas y te quiero más de lo que ya te quiero


A las puertas de la iglesia de Santa Victoria, Berenice y Juan salen a la calle, una lluvia de confeti cae sobre ellos, rodeados de todos los invitados. Rodrigo suelta unas palomas blancas que vuelan hacia el cielo de un día muy soleado en Sonora. A lo lejos, desde un elegante coche negro alguien les observa bajo unas gafas de sol. Tras la ventanilla bajada del carro, una mujer se quita los lentes. Es Abigail, la abuela de Berenice observa la boda desde la distancia… Abigail, sonríe. La señora permanece en la sombra pero siempre pendiente de su familia.



En primer plano, y rodeados por todos sus familiares y amigos, Berenice y Juan se besan con amor, abrazados a las puertas del templo. En ese momento doña Octavia se acerca con la pequeña Alexandra en brazos. Juan carga a su hija, besándola en la frente. Seguidamente Juan mira al frente, sonríe feliz y guiña un ojo al público de la novela. Berenice sonríe dulce mirándole únicamente a él. Escuchamos música.

Alexander Acha - Amor sincero

Haces que mi alma sienta amor de nuevo
haces que a tu lado ya no sienta miedo
haces que me entregue con cada latido y que no quede ni un segundo sin estar contigo.
Haces que mi corazón ya no esté ciego porque puedo ver en ti que esto es amor sincero,
haces que te quiera más,
un poco más
llegas y te quiero más de lo que ya te quiero


FIN


viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo 29: Bajo la máscara

BERENICE

CAPÍTULO 29: BAJO LA MÁSCARA

HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”, MÉXICO

En la cocina de la casa, Berenice almuerza en compañía de su tía Octavia, su amiga Jéssica y la pareja de esta, Rodrigo, quien ahora trabaja como capataz en la finca. Los cuatro platican sentados a la mesa mientras conversan.



Jéssica: Ya te queda poquito, Bere. (Sonríe)

Berenice: Sí, ya tengo ganas de que nazca mi niña. Estoy tan contenta.

Rodrigo: ¿Qué nombre le piensas poner? ¿Ya tienes ideas?

Berenice: No, todavía no lo he pensado, la verdad es que… a pesar de todo me gustaría que Juan fuera quien escogiera su nombre.

Octavia: ¿Estás hablando en serio, mi vida? (Extrañada)

Berenice: Lo he pensado mucho y creo que tal vez… lo mejor es que hable con él, a fin de cuentas no consigo nada con impedirle que conozca a la bebé.

Rodrigo: Me alegro que al menos hayas recapacitado respecto a eso.

Jéssica: ¿Pero y qué hay de lo demás, amiga?

Berenice: No quiero hablar de ese tema, Jéssica, para mi ese asunto ya está cerrado. Creo que lo mejor es que saque a Juan de mi corazón y siga adelante, tanto él como yo. Es lo mejor para los dos.

Octavia: ¿Le llamarás cuando nazca la niña?

Berenice: Sí (Sonríe) Eso sí, pero no quisiera tener que verle… no me hace bien. Cuando de a luz, por favor, si quiere conocer a la bebé, está bien pero yo no quiero que vaya a visitarme al hospital. Se los pido a los tres, no le dejen, no quiero hablar con él.

Jéssica: Pero Bere, amiga, tendrás que hablar con Juan sobre la niña, a fin de cuentas es su padre y van a tener que tratar muchos temas acerca de ella en el futuro. No seas así.

Berenice: Lo sé, pero necesito tiempo, tiempo para olvidarlo, para poder ejercer como padres separados, como hacen muchas parejas hoy día por sus hijos.

Rodrigo: Admiro que hayas tomado esa decisión, Berenice, estoy seguro de que a Juan le va a encantar que hayas cambiado de parecer con el tema de su hija.

Berenice: Lo hago por la niña la verdad, no por él. Mi hija no tiene culpa de lo que hiciera su papá, a pesar de todo, ella tiene derecho a conocerle y a tener su cariño. Aunque me engañara con otra, sé que Juan será un buen padre, lo sé. (Sonríe, triste)

Octavia: Hija, cariño… No estés mal. Verás como todo tiene solución, mi amor.


AUSTIN, TEXAS
CASA DE ESTEFANÍA

En el salón de la casa, Fanny y su novio Michael (Gabriel Soto) conversan acerca de lo ocurrido con Juan.



Fanny: Así que ya ves, agarró sus cosas y se largó a México en busca de esa tipa. No me lo puedo creer. Mi mamá lleva llorando en su cuarto desde que mi hermano se marchó.

Michael: A ver Fanny (con acento norteamericano) Yo creo, yo creo que… deben dejar que Juan tome las riendas de su vida. Que haga su lucha, como dicen ustedes allá.

Fanny: ¿Pero y si Berenice no le perdona? Va a sufrir otra vez. Mira Michael, yo sé que Juan va a ser padre y tiene derechos y obligaciones que cumplir pero… yo no quiero que vuelva con ella. Esa chica no le conviene.

Michael: Ella no tiene la culpa de lo que te hizo su padre en el pasado, mi amor. Debes olvidar eso y darle una oportunidad. Yo no la conozco pero Juan me ha hablado de ella mucho en el restaurante y créeme, “he is in love with her”. (Traducción: Está enamorado de ella)

Fanny: Lo sé… (Triste)

Michael: Adriana is a good girl but I think Juan is not for her. (Traducción: Adriana es una buena chica pero Juan no es para ella)

Fanny: Ojala se diera algo entre ellos… Adriana es una gran mujer, Michael. Ella si ama a mi hermano de verdad.

Michael: I know, pero… pero… El no. Si Juan vuelve con su ex, you have to respect him. (Traducción: Debes respetarlo) That’s right? (Sonríe y la abraza)

Fanny: Gracias Michael, lo pensaré… te lo prometo. Te quiero.

Michael: And I love you too. (Traducción: Yo también a ti)

En ese momento les interrumpe la pequeña Sofía, la hija de Fanny.



Sofía: Hello Michael. Necesito que me ayudes con la tarea, tengo un cacao con el inglés…

Michael: Hi Sofia. ¿Qué tal el colegio? ¿Fine?

Fanny: Pero si el colegio es bilingüe, hija. No te quejaras, que hay muchas clases en español.

Sofía: Si pero las que son en inglés… tú no sabes que castigo… Tengo una profe que parece que lleva una patata en la boca, no la entiendo nada.

Michael: Jajajaja. Ok, just a minute and I go with you, don’t worry. (Sonríe) (Traducción: Está bien, solo un minuto y voy contigo, no te preocupes)

Sofía: Perfect, Thanks a lot. (Sonríe)


HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”, MÉXICO

Juan llega a la hacienda en un taxi. El joven baja del auto y tras pagar al taxista agarra su maleta y camina hacia la puerta de la mansión. Juan llega al porche y deja su maleta a la puerta, el chico toca al timbre. Pasan unos segundos y alguien abre la puerta. Es Berenice.

La morena se queda muda, sin saber como reaccionar al verle de vuelta en México. Berenice le mira a los ojos, él se pierde en su mirada. Ambos tristes y a la vez emocionados por volver a verse después de tantos meses. Juan baja su mirada y ve como el embarazo de Berenice ha avanzado durante este tiempo. El chico se emociona al verla así, ella no puede articular palabra. Ambos se miran, sus rostros hablan por sí solos. Escuchamos música.



Alexander Acha - Amor sincero

Haces que mi alma sienta amor de nuevo
haces que a tu lado ya no sienta miedo
haces que me entregue con cada latido y que no quede ni un segundo sin estar contigo.
Haces que mi corazón ya no esté ciego porque puedo ver en ti que esto es amor sincero,
haces que te quiera más,
un poco más
llegas y te quiero más de lo que ya te quiero


Berenice: ¿Qué haces aquí Juan? ¿A que viniste? (Con orgullo)

Juan: Por favor Berenice, déjame hablar, necesito que platiquemos seriamente sobre lo nuestro. Ya no podía aguantar un solo día más en esta situación.

Berenice: Te dije que no regresaras, que me olvidaras, no quiero volver a verte… (Seria)

Juan: No seas así… (Triste, intenta acariciarle el vientre pero ella le retira la mano)

Berenice: Ni te atrevas.

Juan: Déjame tocar a mi hijo, por favor… (Se le saltan las lágrimas)

Berenice: Es una niña. (A ella también se le saltan las lágrimas)

Juan: ¿De verdad? (Sonríe, sus ojos vidriosos y su tímida sonrisa logran que Berenice se ablande)

Berenice: Es… está bien… (Seria, intentando contener el llanto)

En ese momento Juan se le acerca y tímidamente le toca la barriga sobre el vestido. Juan se emociona y ella, al sentir el tacto de su mano se ruboriza y se estremece. Berenice recuerda cada momento en que Juan la acariciaba, la besaba, la amaba…

Juan: ¿Puedo…? (Se agacha a escuchar a su hija, a través del vientre materno)

Berenice: Sí, claro que puedes… (Rompe a llorar)

Juan: (Llorando) Se mueve, ¡Se mueve! ¡Mi hija se ha movido! (Llorando de emoción)

Berenice: Sí, es muy inquieta, la verdad… (Llorando) Tiene a quién parecerse.

Justo en ese instante Juan se pone de pie nuevamente frente a ella. A la vez, doña Octavia aparece tras Berenice.



Octavia: ¿Juan? (Sonríe) ¿Juan hijo pero qué haces tú por acá? (Contenta de verle)

Juan: Hola doña Octavia, ¿Cómo está? No pensé que estaría en México. ¿Qué tal por España? ¿Sigue Salamanca tan bonita como siempre?

Octavia: Sí, hijo, sí… vine hace unos meses y… Ay que alegría de volver a verte, majo. (En España majo significa simpático, buena persona)

Berenice: Tía por favor, déjame a solas con Juan, tenemos que hablar.

Octavia: Sí, por supuesto, yo me retiro, si quieren pueden pasar a la sala o…

Berenice: No, vamos a dar un paseo por la hacienda, prefiero que nadie nos interrumpa.

Juan: Nos vemos doña Octavia, un gusto volver a verla. (Sonríe)

Octavia: Igualmente majo. (Sonríe)

La morena sale de la casa y cierra la puerta. Berenice camina a paso firme hacia los jardines frente a la casa. Juan la sigue sin decir nada.

Berenice: ¿A qué viniste? (Volteando, ambos quedan frente a frente)

Juan: Vine porque necesito que aclaremos lo nuestro, vine por mi hija y… por ti.

Berenice: Tú y yo ya no tenemos nada en común, más que la niña.

Juan: ¿Y te parece poco? Por favor Berenice… yo nunca te fui infiel. Tienes que creerme.

Berenice: Las fotos dicen otra cosa. Por cierto todavía las tengo.

Juan: ¿Por qué no las rompiste? No entiendo nada.

Berenice: Cuando algo en mi me dice que te de una oportunidad las veo y recuerdo que no te la mereces.

Juan: ¿En serio nunca me vas a perdonar?

Berenice: No, lo siento.

Juan: Berenice, mi amor… (Se le acerca)

Berenice: No me toques… (Retirándose hacia atrás)

Juan: Está bien, está bien, lo siento, perdóname. Yo sólo quería… (Triste)

Berenice: Vas a conocer a la niña, no te preocupes por eso, no soy tan mala como puedas pensar. Al principio no quería pero mi tía y Jéssica me convencieron. Incluso tu primo.

Juan: ¿Rodrigo también?

Berenice: El se preocupa por ti, te quiere como un hermano y le dolía todo esto.

Juan: Lo sé, pero…

Berenice: ¿Cuándo te vas?

Juan: Acabo de llegar de Estados Unidos y ya quieres que me vaya… de veras nunca pensé que pudieras cambiar tanto.

Berenice: El dolor me hizo cambiar, me decepcionaste Juan. Yo confiaba en ti y tu me traicionaste, te fuiste con la primera que se te pasó por delante a la cama.

Juan: Eso no fue así, alguien me tendió una trampa. Empiezo a sospechar que fue Daniel. Hace unas semanas unos tipos me dieron una golpiza en Austin.

Berenice: ¿Qué? ¿Y estás bien? (Preocupada)

Juan: Sí, estoy bien pero lo que más me dolió fue que… me dijeron que iban en nombre tuyo.

Berenice: ¿Qué dices? Eso no es cierto, yo jamás te haría nada malo, no soy así. (Dolida)

Juan: Lo sé, y nunca dude de ti, pero sí pensé en Daniel. Estoy seguro que fue él.

Berenice: No lo sé… no te puedo decir.

Juan: ¿Es verdad que volviste con él?

Berenice: No… te mentí. (Orgullosa)

Juan: ¿Pero por qué me hiciste algo así?

Berenice: Porque estaba dolida, estoy dolida, no puedo olvidar lo que pasó. Era la única manera de que me olvidaras.

Juan: ¿Eso quieres, que te olvide? No puedo creer lo que estoy oyendo, de verdad que no, Berenice. Esta mañana discutí con mi madre y con mi hermana acerca de ti. Ellas no aprueban mi viaje.

Berenice: Seguramente me odien, y hasta hablen pestes de mi, pero no me importa. A fin de cuentas Fanny no me conoce.

Juan: Fanny no te conoce pero si conoció a tu padre.

Berenice: ¿De que hablas?

Juan: Hace años, mi hermana tuvo una relación con tu papá, aunque él ya estaba viudo creo. De esa relación nació Sofía.

Berenice: ¿Quéee? No, eso no puede ser cierto, yo lo hubiera sabido yo… ¿Quieres decir que Sofia y yo somos…?

Juan: Hermanas, Berenice, mi sobrina y tú son hermanas.

Berenice: No puedo creerlo… (Se marea)

Juan: ¿Te encuentras bien? Ven, vamos a sentarnos un poco. (Tomándola de la mano se acercan al porche de la casa para sentarse en un banco)

Berenice: Esto es demasiado para mí. Primero mis abuelos mueren asesinados por Diana. Mi padre a manos del loco de Oscar… luego tú me haces lo que me hiciste y ahora me entero de que tengo una hermana por parte de padre.

Juan: Yo tampoco podía creerlo cuando me enteré. Fanny me lo dijo en un momento de enojo, se le escapó. Ella no ve con buenos ojos mi relación contigo, creo que a causa de lo que le pasó con don Fernando.

Berenice: Yo no tengo la culpa de lo que mi padre le hiciera, Juan. No puede pagarlo conmigo. Si mi padre nunca nos dijo nada y no quiso seguir con ella… era su vida. Mi madre ya había fallecido años atrás en aquel accidente de avión en España.

Juan: Lo sé, por eso no he juzgado mal a tu padre, además el ya tampoco puede defenderse, no está con nosotros. Yo sólo quiero que Sofía y tú puedan tener una relación de hermanas, la niña no tiene culpa de nada.

Berenice: Sofía es un amor de niña, cuando la conocí en tu casa aquella vez me di cuenta. Se parece mucho a ti.

Juan: Y a ti. (Sonríe)

Berenice: Bueno, hablaré por teléfono con ella y…

Juan: No, todavía no, imagino que Fanny le va a contar la verdad pronto pero hasta que Sofía no lo sepa es mejor que tú no digas nada, por el momento. Es mejor que ellas te busquen a ti.

Berenice: Está bien.

Juan: Vine para quedarme hasta que nazca mi hija. ¿Te molesta?

Berenice: No, no pasa nada, no hay problema con eso. ¿Dónde te vas a quedar?

Juan: En casa de mi primo Rodrigo, pero antes, quiero pedirte algo. Ya sé que las cosas no están bien entre nosotros pero… quería pedirte si…

Berenice: ¿Sí Juan?

Juan: Si puedo estar presente en el parto, me gustaría ver nacer a mi hija. (Sonríe tierno)

Berenice: ¿Estás hablando en serio? (Se levanta del banco, el hace lo mismo)

Juan: Por favor…

Mientras, dentro de la casa, Jéssica y Octavia les miran por la ventana del salón, intrigadas para ver si logran escuchar algo pero es inútil. Las dos “chismosas” tratan de averiguar de qué están hablando Juan y Berenice. En ese momento las interrumpe Rodrigo por la espalda.



Rodrigo: ¿Se puede saber que hacen en la ventana?

Jéssica: Tchistttt, calla, que estamos viendo la novela.

Rodrigo: ¿De que hablan? ¿Cuál novela? (Rodrigo mira por la ventana) ¿Juan regresó? (Sonríe)

Octavia: Así es y parece que vino con intención de hacer las paces.

Jéssica: Pero Bere es tan terca que… a poco le manda a volar.

Rodrigo: Jajaja, ya dejen de espiarles si desde aquí no pueden escuchar lo que hablan.

Jéssica: Tú vete a trabajar, anda, ya te contaré…

Rodrigo: Vaya par de viejas chismosas que están hechas… (Burlándose)

Jéssica: ¡A que te sacudo, eh! (Volteando) Órale, fuga, fuga.

Rodrigo: Jajajaja.

En el patio de la hacienda, junto a los jardines, Juan y Berenice prosiguen la conversación.

Berenice: Ay Juan, no esperaba que…

Juan: Déjame asistir al parto, te lo pido por favor. No me niegues ese momento.

Berenice: A poco y luego te desmayas… (Burlándose)

Juan: ¡Qué exagerada eres! (Se le salta la risa)

Berenice: Tu ganas, está bien, puedes estar pero…

Juan: ¿En serio? (Sonríe)

Berenice: Sí pero… no me pidas nada más.

Juan: Está bien, está bien… no te preocupes. Voy a ver a Rodrigo para decirle que…

Berenice: Rodrigo a esta hora debe estar en las cuadras, imagino te habrá contado que trabaja de capataz en la hacienda desde hace unos meses.

Juan: Sí, sí, lo sé. Bueno, te veo en otro momento, si tú quieres… claro. (Voltea para ir por la maleta)

Berenice: Juan… espera.

Juan: ¿Sí? (Volteando)

Berenice: Gracias por estar conmigo en estos momentos, en serio. Gracias.

Juan: No tienes por qué dármelas, es lo menos que podía hacer. Ahora voy a ver a Rodrigo, permiso. (Se va)

Mientras Juan se marcha, Berenice le mira en silencio, una parte de su ser le dice que le perdone, la otra le dice que no lo haga. Berenice sigue pensando que Juan la engañó con otra a pesar de no ser cierto.


AUSTIN, TEXAS
CASA DE ESTEFANÍA

En el salón, Fanny le cuenta la verdad a su hija Sofía en presencia de Michael y de doña María.



Sofía: ¿Quéee? ¿Berenice y yo somos hermanas?

Fanny: Así es hija, tu papa era el papá de Berenice.

Michael: Tu madre no te lo quiso decir porque no lo ibas a entender, eras muy pequeña.

Sofía: No me lo puedo creer. ¡Que guay!

María: ¿De verdad no te enojas?

Sofía: Claro que no, me encanta, Bere es muy buena onda. Yo quiero que Juan y ella hagan las paces y vengan con su bebé a vivir acá.

Fanny: Dudo mucho que eso suceda, mi vida.

Sofía: Ya verás como sí, yo confío en Dios que algo bueno va a pasar.


HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”, MÉXICO

En el salón de la mansión, Daniel espera a Berenice para tratar con ella asuntos sobre ambas haciendas, ya que son vecinos. El chico habla por su teléfono móvil con Raquel, quien ésta en su departamento de París, en Francia.



Daniel: El imbécil de Juan regresó de Estados Unidos.

Raquel: ¿Qué, qué el papacito volvió al pueblo? Ay por favor, a buenas horas.. .

Daniel: No pienso dejar que ese naco me quite a Berenice de nuevo, esta vez no. Si tengo que acabar con él lo voy a hacer.

Raquel: ¿Sabes qué? Que ya no me interesa esa gente, yo te ayudé con las fotos pensando que iba a poder beneficiarme a Juan y al final me quedé como novia de pueblo. Eso me pasa por tonta, por ayudarte.

En ese momento, Berenice abre la puerta de la cocina que da al salón, la joven no puede evitar escuchar la conversación y permanece en silencio mirando a Daniel. El villano no se da cuenta.



Daniel: No te pongas así, no haberte ido a Francia, no me eches a mí la culpa. Si tanto te interesa el panadero ese, vuelve y listo.

Raquel: No, ya no. No pienso regresar a México.

Daniel: Todo salió a la perfección Raquel, Berenice se tragó el cuento de que Juan la engañaba con otra. Las fotos contigo fueron la prueba para separarlos.

Justo al mismo tiempo Berenice le sorprende y le quita el teléfono de la mano. Daniel se queda petrificado al verla en el salón junto a él. La morena no cruza palabra con Daniel pero sí al teléfono.

Berenice: Eres una zorra… (Furiosa)

Raquel: ¿Berenice? (Asustada)

Berenice: Vaya, vaya, así que fueron ustedes, tú y el desgraciado este quienes prepararon todo. ¡Traidora, mala amiga! (Rabiosa) Te juro por Dios que como te agarre… te vas a enterar. (Cortando la llamada)

La morena, presa de la rabia y el dolor lanza el celular de Daniel contra el piso. El móvil salta en pedazos. Escuchamos música incidental.

Daniel: Berenice… (Preocupado)

Berenice: ¡CÁLLATE! (Pegándole una sonora y fortísima bofetada) Eres un miserable. Tú y la perra de Raquel montaron todo para engañarme para separarme de Juan…. ¡Me dan asco! (Le suelta otra bofetada)

Pero Daniel la toma del brazo, desafiante.

Daniel: Eres una regalada, una cualquiera y debías pagarlo. Me dejaste por ese muerto de hambre y era el momento de mi venganza. (Sonríe con malicia)

Berenice: ¡Suéltame! (Se suelta) Haz el favor y lárgate de mi casa pero ya, ahora mismo te me vas de aquí. Y no se te ocurra volver nunca más en tu vida.

Daniel: Eso está por verse, estúpida. No voy a parar hasta destruir a Juan, te lo juro. Voy a acabar con ese naco, con ese panadero de quinta. ¡Por estas! (Haciendo el típico gesto de juramento)

Berenice: ¡Que te largues de mi casa! ¡No te lo vuelvo a repetir!

En ese instante, Rodrigo aparece en el salón con una escopeta cargada, apuntando a Daniel.



Rodrigo: Ya escuchaste a Berenice. ¡Fuera!

Daniel: ¿Y a ti quién te ha dado vela en este entierro, imbécil?… esto no se va a quedar así.

Rodrigo: Lo he oído todo… Eres despreciable, por tu culpa Juan ha pagado el pato de todo. El siempre dijo la verdad.

Berenice: ¿Qué te acabo de decir Daniel? ¡Fuera de mi casa! ¡FUERAAAA!

Justo a la vez Rodrigo pega un tiro al techo, Daniel sale de la casa.

En el patio de la hacienda, Daniel sube a su coche rabioso, enojado consigo mismo por haber metido la pata al hablar con Raquel en casa de Berenice. Daniel arranca el auto pero en ese momento, el misterioso asesino de la máscara negra le sorprende desde el asiento de atrás y le apunta con una pistola en la cabeza.

Daniel: ¿Se puede saber quien eres? ¿Qué es lo que quieres? (Asustado)

El enmascarado le hace señas de manejar el carro y le indica a donde ir. Daniel conduce el coche a toda prisa por la carretera comarcal que le lleva a su hacienda, La Mirandesa. Una vez en la finca. El enmascarado le hace bajar del auto y sigue apuntándole con el arma. Daniel con las manos en la cabeza, no puede escaparse de su secuestrador.

El enmascarado le apunta con la pistola de frente, en el patio de la hacienda de Daniel. El asesino le pega un tiro en el pecho. Daniel cae fulminado al piso. En ese momento, el agresor se quita la máscara lentamente, poco a poco… mientras no deja de apuntarle con el arma. Daniel yace en el patio de la hacienda sin vida. El enmascarado se quita la peluca gris y la capa blanca. La imagen sube desde sus pies hasta su cabeza lentamente. Escuchamos música incidental.



En ese instante, en primer plano, la imagen nos muestra el rostro serio y desafiante de una mujer, ella es… Abigail. La abuela de Berenice, está viva. Ella es la asesina de Cayetano y de Diana, y ahora también de Daniel.



CONTINUARÁ…

Capítulo 28: Enamorada

BERENICE

CAPÍTULO 28: ENAMORADA

AUSTIN, TEXAS
HOSPITAL THOMAS JEFFERSON

En la sala de espera del área de urgencias del centro sanitario, Adriana espera impaciente noticias sobre Juan, en ese momento aparecen en la sala Fanny y María, visiblemente afectadas y preocupadas por el estado de salud del chico.



Fanny: ¡Adriana! (Abrazándose a su amiga) ¿Qué ha pasado? ¿Cómo está Juan? ¿Cómo está mi hermano? (Preocupada)

Adriana: Buenas noches, doña María, Fanny. (Triste) Juan sigue dentro, están chequeándolo, lleva ya una hora dentro al menos. Todavía no sé nada.

María: Ay hija, muchas gracias por avisarnos. Si no llega a ser por ti ni en cuenta de lo que sucedía. Cómo Juan nunca llega tarde del trabajo, ya estábamos preocupadas.

Adriana: ¿Y con quién han dejado la niña? ¿Dónde se quedó Sofía?

Fanny: Mi hija está con Michael en la casa, vinimos en cuanto pudimos.

María: Sofía está muy preocupada, pero no podíamos dejarla venir. El hospital no es lugar para niños.

Adriana: Lo sé… no se preocupen, Juan seguro se va a poner bien, tengan fe.

María: ¿Qué fue lo que pasó, Adriana? ¿Pudiste ver a quienes lo golpearon?

Adriana: Lamentablemente no les pude ver las caras, cuando llegué salieron corriendo. Yo venía de casa de mis padres, pues era el cumpleaños de mi mamá y me quedé con ellos hasta tarde. Justo tengo que pasar por la calle donde trabaja Juan cada día y…

Fanny: Ay amiga, menos mal que pasabas tu por allá en ese momento. No sé como darte las gracias.

María: Lo mismo digo, hija. Voy a ir a recepción a preguntar por tu hermano, estoy muy nerviosa. Ya quiero verle, quiero saber que está bien. (Preocupada, se va)

Fanny: Ven Adriana, sentémonos un rato mientras. ¿Cómo viste a Juan? (Se sientan)

Adriana: La verdad me asusté mucho, estaba inconsciente y… (Se le saltan las lágrimas)

Fanny: Amiga, no llores… ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

Adriana: Ay Estefanía… si tu supieras lo que…

Fanny: Sabes que puedes confiar en mí, no pensé que te afectara tanto lo de Juan, apenas conoces a mi hermano más que del restaurante. El me lo dijo hace unos días, me contó que hablaron sobre su ex novia y demás, toda la historia.

Adriana: Es que… (Llorando) Prométeme que no le vas a decir nada a Juan, por favor.

Fanny: ¿Qué ocurre, Adriana?

Adriana: Creo que me estoy enamorando de Juan. (Tímida, con lágrimas en los ojos)

Fanny: ¿De verdad? (Sorprendida, sonríe)

Adriana: ¿No dices nada?

Fanny: ¿Qué quieres que diga? Que… que me encanta, me dejaste sin palabras Adriana.

Adriana: Yo no estoy tan feliz como tú… Juan no deja de pensar en Berenice, me habla de su ex, de su problema con ella, hay días que voy al restaurante sólo para verle, para estar con él un rato así sea mientras almuerzo.

Fanny: No me digas que vas todos los días… (Sonríe)

Adriana: Sí, desde que le conocí, todos los días al mediodía voy a verle, no puedo dejar pasar un solo día sin estar con él, sin escuchar su voz, sin ver su cara, sus ojos… Ay amiga, creo que me estoy volviendo loca.

Fanny: Estás enamorada Adriana, y por lo que veo es en serio, no es sólo una ilusión.

Adriana: Pero no me atrevo a decirle lo que siento por él, Fanny, no tengo valor porque sé que me va a decir que sólo me ve como una buena amiga.

Fanny: No te des por vencida, seguro con el tiempo verás como se fija en ti. Ahora está dolido pero esa chica no le conviene, seguro la va a olvidar, ya lo verás.

Adriana: ¿Y lo del bebé qué? Va a ser padre y yo no quiero separarlo de su hijo, no me lo perdonaría.

Fanny: Eso es otro asunto pero aunque Juan tenga un hijo eso no quita que pueda rehacer su vida y con quién mejor que contigo, si eres como mi hermana. Hace tanto que no te veía, que me ha dado mucho gusto saber de ti aun en estas circunstancias.

Adriana: ¿Qué puedo hacer? ¿Tú que me aconsejas?

Fanny: Yo lo único que quiero es volver a ver a mi hermano sonreír, quiero verle feliz, quiero que Juan vuelva a ser el de antes y no que esté siempre triste por culpa de esa estúpida de novia que no le merecía, no le merece.

Adriana: ¿No te caía bien esa chica o qué?

Fanny: No la conozco en persona, pero sé quien es y de qué familia viene y créeme esa gente es de lo peor. Su padre era un miserable. La verdad, si te soy sincera, desde que supe que Berenice y Juan estaban juntos… nunca me gustó esa relación, sólo que no dije nada por mi mamá.

Adriana: Juan parece tan enamorado de ella, si vieras como habla de Berenice, como la recuerda… a pesar de todo.

Fanny: Mira Adriana, ni me la menciones, por su culpa mi hermano está así ahora. Si no hubieran roto esto no habría pasado. Déjate que hable con ella un día de estos que me va a oir, vaya que si me va a oir la millonaria esa de pacotilla. Juan sufriendo por esa estúpida que no le merece. ¿Sabes? La muy desgraciada piensa que mi hermano le fue infiel y eso es mentira. (Enojada)

Adriana: Amiga, cálmate. Ella no tiene la culpa de lo que le ha pasado a Juan.

Fanny: ¡Sí la tiene! Porque por esa tipa Juan tuvo que venirse a Austin y hoy casi le matan unos maleantes. Ella es la culpable de nuestra desgracia pero como le pase algo a mi hermano te juro que… (Rompe a llorar)

Adriana: Fanny… (Abrazándola)

Fanny: Por eso cuando me has dicho lo que sientes por él… Es que no podría haberse cruzado en su vida una mujer mejor que tú, Adriana. Tú eres lo que mi hermano necesita y no esa… (Rabiosa)

Adriana: Pero tu hermano la quiere, no la va a olvidar por tan pronto. Qué más quisiera yo, Fanny. Yo le amo, le quiero, y cada día que pasa le siento más inalcanzable. Me da miedo decirle lo que siento y que me rechace.

Fanny: No te preocupes, yo me voy a encargar de eso en cuanto salga del hospital.

No muy lejos de allí, en una consulta de urgencias, doña María entra a visitar a Juan que acaba de ser atendido por los médicos. El joven tiene varios moretones en el abdomen y un ojo morado por la pelea. Juan, en una camilla y dolorido, platica con su madre.



María: Hijo… cariño… ¿Quién te hizo esto quién?

Juan: Unos tipos, tres desgraciados… me dijeron algo que… no puedo creer. De verdad que no puedo.

María: ¿Qué fue lo que te dijeron esos delincuentes?

Juan: Qué venían a darme una paliza de parte de mi ex novia, de Berenice.

María: ¿Quéee? (Alucinada) ¿Pero esa chica se volvió loca o que la pasa? No puede ser… yo pensé que… ay por favor…

Juan: Déjame hablar mamá, por favor. Berenice no sería capaz de hacerme algo así, yo la conozco bien. Por mucho que me odie no la veo metida en esto. Lo de esta noche es cosa de… (Quejándose) Ahhhhh… (Tocándose el costado)

María: ¿Qué te duele mi amor? ¿Quieres que avise a una enfermera?

Juan: No, no, estoy bien… sólo que… (Resintiéndose del dolor)

María: ¿Qué ibas a decir, Juan?

Juan: Que creo que sé quien puede estar detrás de todo esto… ¿Te acuerdas que te conté de su primer novio? ¿Daniel?

María: ¿Crees que ese chico sería capaz de haber…? Ay no, esto es peor de lo que yo pensaba.

Juan: Estoy casi seguro, tuvo que ser él. Esos hombres estaban mandados por ese maldito desgraciado que desde que supo que Berenice y yo estábamos juntos nos ha estado fastidiando. Pero te prometo que como le agarre me va a conocer, ya nos peleamos una vez allá en México.

María: Mira Juan, te voy a decir una cosa pero me da igual si te parece mal o bien. No quiero que vuelvas a tener trato con esa gente, ni con ese Daniel y mucho menos con Berenice. Esa chica no te merece hijo, dudó de ti.

Juan: Vio las fotos mamá, por más que yo le dijera no me creerá jamás. Yo ya traté de convencerla, lo he intentado y no hay forma. Alguien me tendió una trampa para hacer esas fotos y Berenice no confía en mí. No me cree.

María: ¡Pues que la den por saco ya! Estoy harta de verte sufrir por ella. Si Berenice no quiere hacer las paces contigo, ella verá, pero tú a México no vuelves. Y si lo haces va a ser cuando nazca tu hijo y vamos a ir tu hermana y yo contigo.

Juan: Pero mamá, por favor, ya no soy un niño chico para que… Ahhh…. (Quejándose)

María: He dicho que no vas a ir a verla por ahora y punto. Primero me va a ver a mi la cara, después de que la invitamos a casa a cenar aquella vez, tan buena chica que parecía, tan formalita, tan de buena familia y a la primera de cambio te echa de su vida sólo porque es una necia y una orgullosa.

Juan: No te permito que hables así de la madre de mi hijo. ¿Entendiste? ¡No te lo consiento! (Se sienta en la camilla muy enojado)

María: ¡A mí no me alces la voz eh! ¡Soy tu madre! A mi me respetas, a ver si ahora la vas a poner a ella por delante de tu propia familia. Lo que me faltaba.

Juan: No es eso mamá, no me entiendes. Yo sigo amando a Berenice. No puedo olvidarla, va a tener un hijo mío.

María: E irás a conocerlo en su momento obviamente y vas a pelear por tus derechos así a ella no le guste.

Juan: Mira mamá, creo que es mejor que te vayas, en un rato va a regresar el doctor con los resultados de las placas y seguro me mandan para casa si todo está bien.

María: Está bien. No quiero discutir más sobre el tema. Y se acabó de sufrir por esa mujer, ¿Me has oído? Se acabó. Si Berenice no quiere perdonarte es problema suyo. Nos vemos luego, hijo, y no te enfades conmigo. Yo todo te lo digo por tu bien, porque te quiero.

Juan: Y yo a ti mamá. Ahora si, por favor, déjame sólo… necesito pensar.

Su madre se marcha de la consulta y Juan se queda pensativo, meditando sobre la conversación y su situación con Berenice.


SEMANAS DESPUÉS…

HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”

En la cocina, Berenice y su tía Octavia conversan mientras almuerzan sentadas a la mesa.


Octavia: Hija, no comes nada, como sigas así te vas a enfermar y eso no te conviene en tu estado.

Berenice: No puedo comer tía, no me entra nada. Tengo un nudo en el estómago. Además llevo noches sin pegar ojo.

Octavia: ¿Sigues con problemas de insomnio? ¿Y eso?

Berenice: No sé… llevo días durmiendo mal, como con una angustia, un…

Octavia: ¿Has pensado sobre lo que te dije de Juan aquel día?

Berenice: Sí, claro que lo he pensado pero no puedo hacer nada. Si Juan decide rehacer su vida yo no soy quien para impedírselo. Tendré que aceptarlo así me duela.

Octavia: ¿Sigues creyendo que te engañó con otra verdad?

Berenice: Las fotos no mienten, tía.

Octavia: Bueno… espero que cuando nazca la niña al menos tengas el valor de llamarle por teléfono para que venga a conocer a su hija.

Berenice: Ya veremos… por el momento no quiero hablar con él.

Octavia: Hija, yo… decidas lo que decidas te voy a apoyar siempre pero una cosa te digo. No pongas de por medio a la bebé. Por favor.

Berenice: Lo sé, lo sé, si en el fondo tienes razón pero… Si Juan va a vivir en Estados Unidos… ¿Cuándo va a poder estar con su hija? Se fue y no creo que tenga intenciones de regresar.

Octavia: Tal vez por ti no lo haga, pero si lo hará por la niña. Ya lo verás. Mira mi vida, cuando yo conocí a Juan en España me pareció un chico muy noble, muy sincero. Fue capaz de tomar un avión cuando nunca había salido de México sólo para ir a buscarte, porque te amaba.

Berenice: Ya lo sé, tía y eso me hizo darme cuenta de como era realmente y lo mucho que me quería.

Octavia: Y te quiere aún, seguro que todavía te ama. Por eso te llama, te escribe… insiste.

Berenice: Pero se acostó con otra mujer. No me querría tanto como parecía.

Octavia: Bueno, cambiemos de tema. ¿No vas a ver a Jéssica hoy?

Berenice: No, no está en casa, se ha ido a pasar el fin de semana al pueblo de Rodrigo, a ver a los suegros, ya sabes.

Octavia: Ah, no sabía, bueno pues si quieres luego nos vamos tú y yo a dar un paseo por la hacienda. Cuando haga menos calor, a última hora de la tarde.

Berenice: Vale tía, bueno pues yo voy a subir a mi recámara a descansar un poco, se me hinchan los tobillos con el embarazo.

Octavia: Está bien, cariño, hasta más tarde.

La joven se marcha mientras su tía termina de tomarse el postre en la cocina.


AUSTIN, TEXAS
PUB “NEBRASKA”

En un bar de la ciudad, Juan, ya recuperado, ha quedado a tomar algo con su amiga Adriana. Invitado por la chica, Juan espera sentado a la barra entre el resto de clientes del local. En ese momento Adriana llega al bar muy guapa, elegantemente vestida con blusa blanca y minifalda azul para impresionar a Juan.



Adriana: Hola… ¿Te hice esperar mucho?

Juan: No, no te preocupes… Llegué hace cinco minutos poco más. (Mirándola) Qué guapa.

Adriana: Gracias es que… (Avergonzada)

En ese momento la ejecutiva recuerda una conversación mantenida con Fanny días atrás.

FLASH-BACK

Fanny: Debes impresionarlo, tienes que hacer que mi hermano se fije en ti. Que se olvide de Berenice y se enamore de ti.

FIN DE FLASH-BACK, volvemos al tiempo actual.

Juan: Apenas llegué hace unos minutos pero la verdad no esperaba tu invitación a salir.

Adriana: Bueno, tanto como salir… (Tímida)

Juan: Pero qué diablos, para eso están los amigos. Además me hace bien hablar contigo, siempre tienes palabras para animarme, para….

Adriana: Claro, y tu y yo somos amigos. ¿Verdad? (Sonríe dulce)

Juan: Oye, nunca me has contado de tu vida. No es por ser metido es que… no sé, una chica como tú pues debe tener novio y eso.

Adriana: No, no tengo. (Tímida) Rompí con mi ex hace un año y desde entonces estoy sola.

Juan: Ahm… qué mal, deberías salir más, no sé, seguro que alguien hay por ahí que te mueva el piso. ¿A poco no?

Adriana: Si… sí hay alguien en mi vida pero… (Bajando la mirada)

Juan: ¿Ocurre algo Adriana? ¿Dije algo malo? Lo siento, no quería ser imprudente, perdón.

Adriana: No, no es eso, no te preocupes. Es que, ay Juan…

Juan: No me digas más, el chico ese no sabe que tú…. Que le gustas, vamos.

Adriana: No, y tengo miedo, tengo mucho miedo a decirle lo que siento.

Juan: ¿Por qué? Si te gusta deberías lanzarte, tú eres una buena chica, vales mucho, seguro que ese tipo está ciego y no lo sabe ver.

Adriana: No lo sé… (Triste, sus verdes ojos reflejan su pena)

Juan: No estés así, por favor. Si no fuera por ti me sentiría muy sólo en esta ciudad. No tengo amigos. Voy de casa al trabajo, trabajo a casa y así. Los domingos salgo con mi familia y no tengo más vida social. Con mis compañeros de trabajo y con Michael apenas tengo amistad, si te soy sincero.

Adriana: Pues eso está muy mal Juan, deberías salir, conocer gente, no sé…

Juan: No quiero…

Adriana: ¿Por qué? Ya llevas muchos meses en Estados Unidos, deberías…

Juan: Vaya, vaya… consejos vendo y para mi no los tengo. ¿Y tú qué eh?

Adriana: Jajajaja, lo siento, si tienes razón.

Juan: Jajajaja. ¿Sabes? Eres una buena amiga. (La abraza, ella siente un escalofrío que hace estremecer todo su cuerpo)

Adriana: Juan… hay, hay algo que quiero decirte. Pero la verdad no sé cómo empezar.

Juan: Tú dirás, somos amigos ¿no? Con confianza. (Bebiendo de una copa)

Adriana: Es que… (Suspirando, muy nerviosa)

Juan: ¿Sí?

Adriana: Me gustas Juan… (Bajando la mirada) Me gustas mucho.

Juan: ¿Qué? (Girando la cabeza hacia ella, sorprendido)

Adriana: Por favor no te enojes, es que…

Juan: No, si no pasa nada, es que no me lo esperaba…. Yo… (Nervioso)

Adriana: Desde que te conocí aquella vez no he podido sacarte de mi mente ni un solo día, me acuesto pensando en ti, me despierto pensando en ti y… (Con tristeza)

Juan: Adriana… (Triste) Nunca imaginé que tú… que yo… Dios… (Avergonzado)

Adriana: Olvídalo, soy una tonta… creo que lo he fastidiado todo. Es mejor que me vaya. Perdóname Juan. (Se le saltan las lágrimas)

Juan: No por favor no te vayas así. (Agarrándola del brazo)

Adriana: (Volteando) Por favor, déjame ir, no me siento bien. (Llorando)

Juan: Adriana, no me hagas esto, te lo ruego. Tú no. (Emocionado)

Adriana: Yo te quiero, sé que tú no sientes lo mismo que yo pero… no puedo evitar lo que siento. No puedo.

En ese momento una lágrima surge de su ojo derecho y recorre su rostro hasta morir en su boca. Juan, emocionado, limpia esa lágrima con su mano.

Juan: No llores, por favor. No por mí.

Adriana: No pasa nada, así es la vida. En el corazón no se manda y yo me dejé llevar por un sentimiento sabiendo que… sabiendo que tú no me ibas a corresponder.

Juan: No digas eso, no me gusta oírte hablar así. Nunca sospeche nada, no imaginaba que yo te gustara que yo… (Avergonzado)

Adriana: No me gustas Juan, me he enamorado de ti.

Juan: ¿De verdad? (Emocionado)

Adriana: Te quiero.

En ese momento la joven no puede aguantar más y en la cercanía le besa, le da un beso muy apasionado. Juan se queda sin palabras sin saber como reaccionar. Adriana, en un mar de lágrimas sale corriendo del bar. Juan se queda junto a la barra sin saber que hacer, qué decir, qué pensar. Triste y preocupado por su amiga.

Mientras, Adriana sube a su coche y arranca el vehículo llorando desconsolada. La joven no puede contener el llanto, avergonzada, enamorada y a la vez muy arrepentida de haberle besado.

Adriana: ¿Te volviste loca o qué Adriana? ¡Le besaste! ¡Besaste a Juan! (Manejando el coche)

En el bar, Juan se debate entre su amor por Berenice y su amistad con Adriana. El chico no puede evitar pensar en su amiga al mismo tiempo en que recuerda a su ex novia. Juan sale a la calle pero ya es demasiado tarde.

Juan: Esto no puede estar pasando… no, ahora no. (Tomando su celular y marcando el número de Adriana)

En el coche, la joven ve el móvil sonando en el asiento del copiloto y no contesta. Adriana llora mientras conduce su coche sin tener valor para hablar con Juan. La joven llega a su casa, finalmente baja del coche y sube hasta su departamento aún con lágrimas en los ojos. Juan sigue insistiendo con el teléfono móvil pero ella apaga su celular.


HACIENDA “LA MIRANDESA”, MÉXICO

En su despacho, Daniel revisa unas facturas. En ese momento suena el teléfono del escritorio. El villano atiende la llamada y una misteriosa voz distorsionada le responde… Es el asesino de la máscara negra.



Daniel: ¿Bueno?

Voz: Hola Daniel

Daniel: ¿Sí? ¿Quién habla? (Extrañado)

Voz: ¿No me conoces? He vuelto…

Daniel: ¿Quién es? (Levantándose de su silla) ¿Quién llama?

Voz: Un día acabé con Cayetano, después con Diana y ahora voy a acabar contigo. Todos los que le hicieron daño a Berenice, van a pagarlo con sangre.

Daniel: No sé de qué me habla, ¿Quién eres? ¿Qué diablos es lo que quieres? Yo no le he hecho nada malo a Berenice. Es más, todavía la quiero.

Voz: La quieres por el dinero de la hacienda. Eres un miserable pero no voy a permitir que le arruines la vida.

Daniel: ¡Eso no es verdad! (Furioso) ¡Habla y da la cara! ¿Quién eres, cobarde?

Voz: Soy la guadaña de la muerte… (Colgando el teléfono)

Daniel: ¿Bueno? ¿Bueno? ¡Maldita sea! (Colgando con rabia su teléfono) Alguien quiere perjudicarme pero no lo va a lograr, esa hacienda va a ser mía y ni tú ni nadie lo va a impedir. (Desafiante)


AUSTIN, TEXAS

Juan llega al departamento de Adriana y toca al timbre del portal, pero nadie responde. El chico insiste nuevamente. Finalmente la joven accede a contestar.



Adriana: ¿Sí?

Juan: Adriana, baja por favor, tenemos que hablar.

Adriana: Está bien…

Minutos después la chica baja al portal del edificio de apartamentos, a la puerta está Juan esperando. Adriana sale a la calle y se encuentra de frente con él.

Juan: ¿Por qué me haces esto? ¿Ya no quieres ser mi amiga? (Triste)

Adriana: No puedo… Juan, lo siento.

Juan: Yo no te he hecho nada, ni siquiera me has dejado hablar. Escúchame, me halaga mucho que sientas todo eso por mi, es más, jamás me habían robado un beso así de repente pero…

Adriana: Pero yo no te gusto. ¿Verdad?

Juan: No digas bobadas por favor, cómo no me vas a gustar. Eres guapa, tierna, una chica muy buena onda pero…

Adriana: Pero tú no sientes más que amistad. Lo entiendo.

Juan: No seas así. Tal vez… no sé con el tiempo… no sé, esto es muy embarazoso para mi.

Adriana: No quiero hacerme más ilusiones contigo, creo que lo mejor es que nos distanciemos un tiempo y tal vez así podamos seguir siendo amigos.

Juan: Adriana, me gustaría poder darte una oportunidad pero… todavía no he olvidado a Berenice, no es fácil. ¿Tú me entiendes, verdad?

Adriana: Sí, lo sé. Y si tú quieres, por ti soy capaz de esperar. (Triste)

Juan: No quiero que pierdas el tiempo con un tipo como yo, que no se aclara, que no sabe como seguir su vida.

Adriana: Tal vez deberías ir a México y aclarar las cosas con Berenice. Pero sólo te pido una cosa.

Juan: ¿Cuál, Adriana?

Adriana: Si Berenice y tú hacen las paces, prométeme que siempre serás mi amigo, por favor. (Se le saltan las lágrimas, él la abraza para consolarla)

Juan: No llores, escúchame. (Se miran a los ojos) Te prometo que voy a hablar con ella, voy a definir esta situación de una vez. Si Berenice no quiere solucionar lo nuestro, te prometo que… (Respirando hondo) Lo pensaré, pensaré lo que dijiste. (Sonríe tierno)

Adriana: ¿De verdad? (Sonríe con lágrimas en los ojos)

Juan: No me pidas más por ahora, tengo que hablar con ella. Pero necesito tiempo, al menos hasta que nazca mi hijo. Después tomaré una decisión. Si ella no quiere verme más, tendré que olvidarla y rehacer mi vida.

Adriana: ¿Aunque te duela? Por favor Juan, no me hagas daño, no me ilusiones si no estas seguro. No quiero hacerme falsas esperanzas. Sé lo que sientes por ella.

Juan: Estoy siendo lo más honesto que puedo contigo. Yo sólo te veo como una buena amiga pero necesito tiempo, sólo te pido unos meses más. Tengo que poner en claro mis sentimientos. Tengo que pensar en qué quiero para mi vida, qué quiero hacer con mi vida.

Adriana: ¿Y tu hijo?

Juan: Voy a reclamar mis derechos, y aunque Berenice tenga la custodia yo voy a ejercer como padre, si tengo que irme a México para ello me iré de nuevo.

Adriana: No me digas eso, por favor…

Juan: Mañana mismo me voy para allá. Voy a hablar con Berenice cara a cara, quiero que me diga de frente y mirándome a los ojos que no me ama.

Adriana: Está bien, pero antes de que te vayas, quiero decirte algo.

Juan: Dime.

Adriana: Si no regresas, por favor, no me olvides. (Sonríe dulce) Siempre tendrás una amiga en Austin.

Juan: Lo sé… (Se abrazan) Ahora tengo que irme, te llamaré te lo prometo. Gracias por ser mi amiga, por ser como eres. De verdad. (Sonríe)

Adriana: Gracias a ti. Cuídate mucho Juan.

Mientras el chico se marcha, ella le mira desde el portal triste y apenada, pensando en silencio.

Adriana: Te quiero.


AL DÍA SIGUIENTE

CASA DE ESTEFANÍA

En la casa de la familia, Juan discute con su madre y con su hermana en el cuarto de él.



María: ¡De eso nada! ¡Tú a México no vuelves! ¡Te lo prohíbo!

Juan: No voy a discutir esto con ustedes… (Empacando ropa en una maleta) He dicho que me marcho y se acabó. Tengo que hablar con ella.

Fanny: No Juan, no puedes hacernos esto. Después de cómo se ha portado contigo. Después de todo lo que te ha hecho y ahora la vas a… ¿A perdonar?

Juan: Voy a buscar una solución, eso es todo. Mi hijo nacerá en poco más de un mes y tengo que estar con Berenice, me necesita, así ella no lo quiera.

María: ¡Ni hablar! (Agarrando la maleta, le saca la ropa)

Juan: ¡YA BASTA! ¡YA ESTÁ BUENO! (Enojado) Les guste o no voy a ir a ver a la madre de mi hijo y ni tú ni Fanny me lo van impedir, ¿está claro? Qué sea la última vez que…

Fanny: Sofía es hermana de Berenice.

Juan: ¿Quéee?

María: Así es hijo, el padre de la niña es el padre de Berenice.

Fanny: Fernando Castilla-Alcaraz.

Juan: No, no puede ser… me están engañando para que no vaya para que…

Fanny: Te juro que es la verdad. Hace años yo tuve una relación clandestina con Fernando, cuando se enteró de que estaba embarazada me botó de su vida, incluso me ofreció dinero para que abortara.

Juan: ¿Pero qué dices? No puede ser cierto, no es posible. ¿Desde cuando hace que lo sabías mamá?

María: Desde que me vine a Estados Unidos, tu hermana me lo contó. Sofía aún no sabe nada. Sólo sabe que eres su tío no su hermano pero nada más.

Juan: ¡Dios! Esto parece una pesadilla, cada día me entero de una cosa distinta… (Sentándose en la cama)

Fanny: Fernando era un desgraciado, se burló de mi y ahora Berenice ha hecho lo mismo contigo. Esa familia son gentuza.

Juan: ¡Eso no es verdad! ¡Berenice me ama, yo lo sé!

María: Dijiste que los matones que te pegaron eran mandados por ella.

Juan: ¡Mentira! Te dije que seguro fue Daniel, su ex.

Fanny: A poco y esa mosquita muerta fue capaz de eso y de más. Te juro por Dios que como la pille me va a escuchar.

Juan: ¡Ya está bueno! (Enojado) Voy a ir a México hoy mismo, y ahora sí voy a aclarar todo esto de una vez, lo mío con ella y tu historia con don Fernando.

Fanny: Su hija no sabe nada, Berenice seguro ni se imagina la verdad.

Juan: Por lo pronto voy a terminar la maleta y me voy, y no se atrevan a impedírmelo porque no se las voy a permitir.

María: Si te vas, aquí no vuelvas, te lo advierto. (Desafiante)

Juan: ¡No puedo creerlo! Mi propia madre queriendo separarme de la mujer que amo y de su propio nieto. Esto es alucinante. (Cerrando la maleta)

Fanny: No vas a ir sólo, yo voy contigo.

Juan: No Fanny, me voy sólo. (Agarrando la maleta se va dando un portazo)

En la habitación, Fanny y María se miran a los ojos indignadas sin decir nada. Juan toma un taxi rumbo al aeropuerto de Austin.

CONTINUARÁ…