BERENICE
CAPITULO 17: AGUAS ROJAS
HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”
En el patio de cuadras, Diana y su amante Cayetano conversan acerca de lo ocurrido.
Cayetano: ¿Qué? Jajaja, tu hija es idiota, en serio.
Diana: Bueno ya, no te burles Cayetano, que no tiene ninguna gracia. Ya lo sé, Lorena primero actúa y luego piensa, no hay forma de que madure.
Cayetano: Pues si ese panaderito se entera, me da que tu hija se va a quedar como novia de pueblo. Vestida y alborotada, jajaja.
Diana: ¡No te rías! Que demasiado difíciles son las cosas, la muy estúpida de Berenice me descubrió.
Cayetano: ¿Cómo así que te descubrió? No me irás a decir que sabe todo… no puede ser.
Diana: No todo, no, gracias a Dios, pero sabe la trampa que le tendimos Lorena y yo a Juan para hacerle creer que ella le engañaba con otro. ¡Maldita sea!
Cayetano: No te lo tomes tan a pecho, a fin de cuentas, eso qué mas da. Lo que importa es que nosotros nos hagamos con la hacienda y más nada, mi chula.
Diana: Sí, lo sé, tienes razón, pero yo quería que mi hija tuviera una oportunidad con ese chico. Entiéndeme.
Cayetano: Lorena ya es lo suficientemente mayor como para buscarse novios ella sola, no hace falta que tú la ayudes, vamos, digo yo.
Diana: ¿Sabes qué? Qué es verdad, no voy a intervenir más, allá ella. Ahora tengo que dejarte, nos vamos a Guaymas a pasar la noche.
Cayetano: ¿Y eso?
Diana: Cómo comprenderás las cosas con Berenice están más que tensas y hasta la muy perra se atrevió a echarnos de la casa, pero solo por hoy, porque en cuanto mañana se haga público el testamento, se va a tener que tragar sus palabras esa desgraciada.
Cayetano: ¿Vendrá también tu hijo a la lectura del documento?
Diana: Sí, así es, Álvaro llega mañana por la mañana.
No muy lejos de allí, dentro de la mansión, Juan y Lorena mantienen una interesante conversación en la cocina de la casa.
Juan: Lo sé todo, Lorena, todo
Lorena: Ay por favor, Juan. ¿Te vas a creer los cuentos esos que te dijo Berenice? Pensé que eras más listo.
Juan: Eso creía yo, pero se ve que tú y tu madre me vieron la cara de imbécil. ¿Qué pensaban? ¿Qué no me iba a enterar? Diana y tú lo planearon todo.
Lorena: ¡Eso es mentira! Berenice me odia y no sabe como hacer para fastidiarme.
Juan: ¿También es mentira que le dijiste que tú y yo nos habíamos acostado? ¡Eres una cínica! (Enojado)
Lorena: Por favor, mi amor, perdóname…
Juan: ¡No me digas mi amor! ¡Tú y yo no somos nada! ¡NADA!
Lorena: Pensé que éramos amigos…
Juan: Tú lo has dicho, Lorena, éramos, porque después de esto no quiero volver a saber de ti nunca más en mi vida. ¿Está claro? No me gustas y nunca voy a tener nada contigo. ¿Entendiste?
Lorena: No me digas eso, me duele que me hables así. Estás siendo muy injusto conmigo, Juan.
Juan: ¿Injusto? ¿Y cómo se llama lo que me hiciste? Me engañaste, me hiciste creer que Berenice andaba con otro a la vez que conmigo, cuando no era cierto. Jamás pensé que fueras capaz de hacer algo así. (Se da la vuelta para marcharse)
Lorena: Juan, por favor… no te vayas (Tomándole del brazo)
Juan: ¡No me toques! (Soltándose) Te he dicho que no quiero verte más. En el hospital llegué a pensar que de verdad querías cambiar, pero ya veo que me equivoqué.
Lorena: Lo siento, no sabía lo que hacía. Fue mi mamá quien inventó todo para separarte de Berenice. Yo te quiero, te amo de verdad. (Se le saltan las lágrimas)
Juan: Si de verdad me amaras como dices, no me habrías hecho esto.
Lorena: Por favor, mi amor, no te vayas, no me dejes así.
Juan: No hay nada más que hablar. Adiós Lorena. (Se marcha de la cocina, cerrando la puerta tras de sí)
Lorena: ¡Imbécil! (Llorando, agarra un jarrón de la encimera y lo lanza contra la puerta) Prefieres a esa naca antes que a mí… Eres un estúpido, yo te quiero pero no voy a aguantar que me desprecies como si fuera un perro viejo, nunca me había sentido tan humillada.
CIUDAD DE MÉXICO
En la terraza de una cafetería del DF, Álvaro y Nuria platican mientras se toman un par de coca colas sentados a una de las mesas, en medio de otros clientes que a esa hora de la noche disfrutan la velada en el centro histórico de la capital azteca.
Álvaro: Sé que apenas hemos salido tres veces juntos pero, quería pedirte algo.
Nuria: Tú dirás, Álvaro.
Álvaro: Mañana tengo que viajar a Sonora, a la finca de mi familia para la lectura de un testamento y bueno… había pensado que tal vez tú…
Nuria: ¿Qué tal vez yo qué? No entiendo.
Álvaro: ¿Te gustaría acompañarme?
Nuria: ¿Qué? (Sorprendida) ¿Así de repente? Ay, Álvaro no creo que sea buena idea, vas demasiado rápido.
Álvaro: Por favor…
Nuria: No, es muy pronto para conocer a tu familia, apenas y nos estamos conociendo. Tú me gustas, pero…
Álvaro: ¿Qué problema hay?
Nuria: Pues que yo todavía no he olvidado a Juan del todo. Lo siento.
Álvaro: ¿Juan? ¿El novio de mi hermana Berenice? ¿Estás enamorada de Juan? (Extrañado)
Nuria: Estaba pero aún tengo sentimientos por él, por favor no me presiones. Te dije que estas salidas eran como amigos, no quiero que te hagas ilusiones con algo más.
Álvaro: Pero si me acabas de decir que te gusto, ¿Entonces?
Nuria: Y claro que me gustas, eres un chico muy guapo, muy bueno, pero yo no quiero que te enamores de mi sin yo tener claros mis sentimientos, compréndelo.
Álvaro: Está bien, esperaré… perdóname por ser tan bruto. Es que… tú me gustas Nuria, me gustas mucho y yo… (Avergonzado)
Nuria: Sólo te pido un poco de tiempo, nada más. Sólo eso. (Sonríe)
HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”
En el salón principal de la mansión, Juan habla por teléfono con su madre, María, quién está en casa de su hija Fanny, en Austin (Texas).
Juan: ¿Le contaron a Sofía toda la verdad? ¿Cómo así?
María: Tu hermana pensó que era lo mejor, que ya era el momento de que la niña supiera todo sobre su origen.
Juan: ¿Y qué tal se lo ha tomado? ¿Se enojó con ustedes?
María: No, para nada, al principio pues no reaccionó muy bien pero bueno… supongo que necesitará tiempo.
Juan: Me lo imagino, bueno pues nada, sólo llamaba para ver como estaban. Mándales muchos besos a Sofía y a Fanny.
María: De tu parte, hijo, no te preocupes. Cuídate mucho, te quiero.
Juan: Y yo a ti, mamá, las echo mucho de menos.
María: Nosotras también a ti, cariño.
Juan: Cuando tenga vacaciones en la hacienda les prometo que iré a verlas a los Estados Unidos.
María: Nada me haría más feliz hijo que tenerte con nosotras unos días. (Sonríe) Un beso grande.
Juan: Chao, mamá. Un beso.
En ese momento una de las criadas le interrumpe.
Criada: Disculpe joven…
Juan: Llámame Juan, por favor. (Sonríe) Si soy un empleado más en esta hacienda.
Criada: Sí, lo sé, pero usted es el novio de la patrona y…
Juan: Está bien, como quieras. ¿Querías algo? (Extrañado)
Criada: ¿Va a cenar en el salón o prefiere que les suba su cena a su cuarto?
Juan: No tengo hambre, gracias, creo que me voy a acostar, estoy muy cansado.
Criada: Ok, joven. Entonces, hasta mañana. (Se marcha a la cocina)
Mientras, Juan sube por las escaleras para ir a su habitación. Ya es noche cerrada. Lorena y Diana se han marchado a Guaymas, a un hotel. En la casa solamente se encuentran Berenice y él. Las dos sirvientas duermen en el piso de abajo, en una habitación junto a la cocina de la casa. Juan llega al pasillo y ve una luz que brilla a través de una puerta entre abierta. Es el cuarto de Berenice. Juan avanza caminando por el pasillo y toca a la puerta pero nadie responde.
Juan: ¿Berenice? Mi amor. ¿Estás despierta?
Pero no obtiene respuesta, nadie contesta. Juan abre la puerta lentamente y se encuentra con el cuarto vacío, sólo se escucha el sonido del agua en la ducha. Juan se dirige al cuarto de baño y tímidamente mira por la puerta semiabierta. Su novia se está duchando, el chico la observa mientras ella no se da cuenta de su presencia. La silueta del cuerpo desnudo de la joven se divisa con claridad a través de la mampara de cristal difuminado. Juan permanece en silencio, mientras la mira y sonríe. En la ducha, Berenice se enjabona el cuerpo, mientras el agua cae sobre su cabello.
PHOENIX, ARIZONA
En la ciudad norteamericana, Daniel pasa la noche jugando en un casino, en compañía de dos prostitutas. El villano apuesta a la ruleta y gana varias veces seguidas, mientras se toma un whiskey en las rocas a la vez que se besa con una de las profesionales del sexo, dos exuberantes rubias muy llamativas, vestidas con ropa muy ajustada. Daniel bebe otro sorbo de la copa, mientras le mete mano por debajo de la minifalda a una de las chicas. En ese momento, suena su celular. Daniel lo saca de su chaqueta y contesta la llamada. Es Cayetano desde su casa en el pueblo de Santa Victoria.
Daniel: ¿Bueno?
Cayetano: Don Daniel, es Cayetano.
Daniel: ¿Qué quieres? Estoy ocupado.
Cayetano: Llamaba para decirle que se me ha ocurrido un plan mejor, eso sí, si le parece bien.
Daniel: ¿Un plan mejor? ¿De qué hablas?
Cayetano: Escuche…
Ambos conversan a través del teléfono pero nadie puede saber qué es lo que dicen.
GUAYMAS
En el hotel de Guaymas, Lorena llora en su habitación mientras se mira al espejo. La joven lleva corrido todo el maquillaje por el llanto. Lorena dibuja con un pintalabios un corazón con el nombre de Juan escrito en el espejo del cuarto de baño. La rubia se derrumba a llorar. Lorena sufre un trastorno mental pero nadie lo sabe.
Lorena: Yo te amo, te amo… por qué no lo entiendes, Juan, ¿por qué? ¿Qué tiene ella que no tenga yo? ¡Díme! (Llorando desconsolada)
En ese instante la joven deja el pintalabios junto al lavabo y abre un pequeño armario, Lorena rebusca dentro y finalmente encuentra una cajita negra. La joven la abre, dentro hay un par de cuchillas de afeitar. La chica está muy despechada y es capaz de cometer una locura. Lorena agarra una de las cuchillas mientras se mira al espejo llorando, rota de dolor y desesperación. La rubia se acerca la cuchilla una de sus muñecas, vacilando… Lorena quiere cortarse las venas.
HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”
AVISO: ESCENA NO RECOMENDADA A MENORES DE 18 AÑOS
En la habitación de Berenice, la joven sigue en la ducha ignorando que su novio la está viendo. Justo en ese instante Juan abre la mampara y la sorprende desnuda... Berenice se sorprende, la chica se gira y le ve allí. Juan, también desnudo, entra con ella a la ducha.
Berenice: Mi amor... mmm (Mirándole de arriba abajo)
Juan: No digas nada... (La besa) por favor, no puedo mas... (Comiéndole la boca a besos) Te deseo, te extraño, te amo…
Berenice: Y yo a ti, mi vida. Te quiero. (Se besan)
En ese momento el se deja llevar por la pasión, se besan, el chico la agarra del trasero, la carga contra la pared.... Juan empieza a recorrer con sus besos su cuello, su boca.... Berenice le acaricia la espalda con las manos mientras él la tiene cargada contra la pared de la ducha, el agua cae sobre la pareja. Juan la besa con ganas, Berenice responde y le besa con la misma intensidad... El chico agarra sus generosos pechos, tomándolos entre sus manos, besándolos y lamiendo sus pezones. Juan los comienza a mamar, agarra los senos de su novia con deseo, con muchas ganas... Ella se deja llevar...
Berenice: No sabes cuanto he deseado este momento... Juan.
Y sin mediar más palabras, Juan sigue recorriendo con su boca y sus manos el cuerpo de Berenice. Juan agarra fuerte el trasero de su chica, ella le besa, le acaricia la espalda, el cabello. Juan aprieta los generosos pechos de su novia los mama con ganas... lame los pezones, los chupa mas y mas.... la aprieta fuerte las nalgas.
Berenice le besa con pasión, el cuello, los labios… recorre todo el pecho de su novio con la lengua, con su boca… Suavemente Juan comienza a hacerla su mujer, despacio, muy lento, pero aumentando el ritmo paulatinamente... Juan la hace suya una y otra vez, ambos se abrazan, se besan sin descanso. Berenice gime, se deja llevar por la pasión y el amor que siente por el.
Juan: Te amo Berenice, te amo...
Berenice: Te deseo mi amor, te quiero.
La pareja hace el amor tras la mampara de la ducha, ensombrecida por el vapor de agua y la apasionada situación. Ambos se aman sin importarles el tiempo, el lugar… Berenice y Juan se funden en uno sólo haciendo el amor con una pasión desmedida. Escuchamos música.
Mayré Martínez – Junto a mí
Y descubrir que con tu amor, me siento viva
Y que tus labios sanan todo mi dolor
Cierro los ojos, ya eres mío
Eres mi red en el vacío
Quisiera en tus brazos soñar
Que te quedas junto a mí, oh… junto a mí.
AL DÍA SIGUIENTE
GUAYMAS
En el hotel de Guaymas, Diana toca a la puerta del cuarto de Lorena pero la joven no responde. La villana gira el picaporte y se da cuenta que la puerta está abierta. Diana ve la cama hecha, Lorena no se ha acostado en toda la noche.
Diana: ¿Lorena? ¿Lorena, hija? ¿Estás ahí? En un ahora tenemos que estar en el despacho del notario. ¿Lorena?
Su madre abre la puerta del cuarto de baño y de repente se encuentra a su hija Lorena en la bañera con las muñecas cortadas en medio de un agua teñida totalmente de sangre. Diana da un grito desgarrador que inunda cada rincón del hotel, la escena que presencia es horrible.
Diana: ¡LORENAAAAAAAA! ¡LORENA! ¡HIJAAA! ¡Hija míaaaaaaa! (Rompiendo a llorar se lanza a sacarla del agua como puede)
Lorena yace en la tina bañada en sangre, su cuerpo inerte y sin vida descansa en el agua. La chica se ha suicidado. Diana sigue gritando en una escena desgarradora, la villana llora deshecha mientras intenta pedir ayuda.
Diana: ¡SOCORROOOO! ¡AYUDA POR FAVOR! ¡AYUDA!
El guardia de seguridad del hotel, alertado por los gritos acude a la carrera por el pasillo y llega a la habitación. Al entrar en el cuarto de baño se encuentra a Diana sujetando a Lorena, sacándola del agua a rastras. Ambos logran sacarla de la bañera. El guardia pide una ambulancia por su teléfono móvil.
HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”
En la mansión, Juan y Berenice aún duermen. Ambos han pasado la noche juntos y tras haber hecho el amor en la ducha la pareja se quedó a dormir en la habitación de la joven. Berenice y Juan descansan completamente desnudos y abrazados entre las sábanas, él boca arriba y ella abrazada a su pecho como una feliz pareja de enamorados. Justo en ese momento suena el despertador. Juan se despereza y tiende una mano hacia la mesilla para intentar apagarlo. Berenice se despierta, ambos se miran a los ojos y se sonríen. La joven le da un beso en el pecho y seguidamente uno más en los labios.
Berenice: Buenos días, mi amor… (Sonríe dulce)
Juan: Buenos días (Sonríe) Te quiero.
Berenice: Y yo a ti, Juan.
Juan: Lo de anoche fue increíble. Me siento tan a gusto cuando estoy a tu lado, cuando hacemos el amor.
Berenice: Y yo contigo, no quisiera que ese momento terminara nunca. (Se besan)
Juan: ¿Crees que se enterarían las criadas?
Berenice: Ay espero que no… que vergüenza, diosito… (Roja)
Juan: Jajaja, bueno y si se enteraron que más da. Envidia que les daría (Burlándose)
Berenice: ¡Calla! ¡No seas malo! Que me da vergüenza, tonto.
Juan: Anda ven aca… (Se abrazan y vuelven a besarse, ambos se comen la boca a besos con deseo)
Berenice: Hoy se abre el testamento de mi abuelo, pero ni ganas tengo de ir a la notaría de Guaymas, la verdad.
Juan: ¿En serio? No me habías dicho nada.
Berenice: Estábamos peleados, ¿Ya no lo recuerdas?
Juan: ¿Peleados? ¿Quiénes? ¿Tú y yo? No señorita, creo que se confunde… (Se burla)
Berenice: Ya, ya, hazte el sueco ahora… con lo mal que me lo hiciste pasar por culpa de…
Juan: Ya no las nombres, es lo mejor.
Berenice: Lo sé…
Juan: ¿Bueno y entonces qué? ¿Vas a ir o no?
Berenice: Ay… no quiero…. Estoy tan a gusto acá contigo abrazadita… mmm (Se abraza a él)
Juan: Yo tampoco quiero que te vayas, por mí estaría todo el día en la cama hoy contigo.
Berenice: ¿Sin desayunar ni comer ni nada? No me lo creo, si eres un glotón.
Juan: Jajaja.
Berenice: Es verdad, jajaja.
Juan: Te amo, te amo, te amo, te amo… (Besándola en los labios, el rostro, la frente, el cuello, se la quiere comer a besos de la felicidad que siente)
Berenice: Ay que mimoso está hoy mi niño… que cariñoso, esto no es normal.
Juan: ¿A poco no? (Sigue besándola) Te amo, te amo, te amo, te amo…
Berenice: Jajaja. ¡Y yo a ti más! (Se besan en los labios y se abrazan fuerte de nuevo)
Juan: Estoy tan contento de que estemos juntos de nuevo. ¿Sabes? Ayer hablé con mi mamá y me dijo que Sofía ya sabe toda la verdad.
Berenice: ¿En serio, mi amor? ¡Qué bien! ¿No?
Juan: Sí, pero las echo mucho de menos… (Triste)
Berenice: No te pongas triste Juan, no me gusta verte así.
Juan: Lo siento. (Sonríe tímido)
Berenice: Bueno pues yo si me voy a levantar de la cama que si no… (Se sienta y se “viste” con una de las sábanas)
Juan: ¡Ehh! (Intentando taparse con la otra)
Berenice: No seas tan pudoroso Juan, si no tienes nada que no haya visto ya (Burlándose) jajajaja.
Juan: Jajaja. ¡Tonta! (Avergonzado) Cómo vaya allá te vas a enterar tú… (Burlándose)
Berenice: ¿Qué, qué me vas a hacer? ¿Me vas a comer?
Juan: Mmm… ganas no me faltan.
La chica agarra un almohadón y le golpea con él. Ambos se ríen. Ella se marcha a la ducha y Juan se queda en la cama, sonriendo feliz mientras mira hacia la ventana. Los rayos de sol de la mañana iluminan la recámara colándose a través de las cortinas.
PUEBLO DE SANTA VICTORIA
En casa de Jéssica, la mejor amiga de Berenice se prepara para salir pero justo al mismo tiempo ve como dos cucarachas cruzan delante de ella como si estuvieran de procesión de Semana Santa.
Jéssica: ¡AAAAAAAAAAHHHH! (Se sube encima del sofá)
La profesora se quita un zapato y lo lanza para matarlas.
Jéssica: ¡IHHHHHHHH que ascoooooo! ¡Estoy harta de bichos, maldito verano! El otro día una lagartija, el jueves una araña y ahora dos “congoleñas” de turismo cultural…. Pues hala, guapas, se acabó la Semana Santa… (Sonríe)
Finalmente la joven toma su bolso de mano y se dispone a abrir la puerta cuando en ese instante alguien toca al timbre. Jéssica abre la puerta y se encuentra con su novio Rodrigo.
Rodrigo: ¡Jéssica! ¡Qué bueno que te encuentro! (Nervioso)
Jéssica: ¡Rodris! ¿Cómo tú tan temprano, mi amor? ¿Ocurre algo?
Rodrigo: Es Lorena, Jéssica, Lorena ha intentado quitarse la vida. Me acabo de enterar.
Jéssica: ¿Quéeee? ¿Cómo que Lorena se ha querido suicidar? ¡Ay Dios mío!
Rodrigo: Acabo de escuchar a dos señoras en la plaza del pueblo y no pude evitar preguntarles, según dicen Lorena y su madre Diana estaban en Guaymas en un hotel pasando la noche y..
Jéssica: No puede ser… anoche hablé por teléfono con Bere y me dijo que ella y Juan al final hicieron las paces pero no me contó nada de Lorena.
Rodrigo: Tal vez Juan le dijera algo y…
Jéssica: Esa chica no está bien de la cabeza, ¿A quién se le ocurre? A poco Juan la recriminó por lo que hizo y la loca esta…. ¿Pero está viva?
Rodrigo: ¡Si es que no lo sé! Sólo sé que está en Guaymas.
Jéssica: Ay virgencita de Guadalupe… como le pase algo no me quiero ni imaginar a Diana. Órale, pasa, pasa, que voy a llamar a Bere ahora mismo.
Rodrigo: ¿Estarán en la hacienda? ¿No dijiste que tenían que ir a Guaymas a lo de un testamento o no se qué…?
Jéssica: Sí, pero a las 10, todavía falta una hora casi.
Rodrigo: Ok, mira a ver…
La chica agarra el teléfono fijo de casa y marca el número de la hacienda, el teléfono da varios tonos pero nadie responde, ni siquiera las criadas.
Jéssica: Ay Diosito… no toman la llamada.
Rodrigo: Sigue insistiendo, por favor.
Finalmente alguien descuelga el teléfono en la mansión, es Berenice.
HACIENDA “CASTILLA-ALCARAZ”
En el cuarto de Berenice, la joven contesta al teléfono. La chica ya está vestida con un traje azul y arreglada para ir a la notaría de la capital. En el baño Juan todavía está alistándose para acompañarla. Se escucha el sonido de la maquinilla de afeitar.
Berenice: ¿Sí? ¿Quién es?
Jéssica: ¡BERE! Hasta que al fin te encuentro, mijita, ¿pero en esa casa nadie responde al teléfono o que diablos pasa? (Molesta)
Berenice: Ay, amiga, disculpa, es que estaba arreglándome y Juan estaba en la ducha.
Jéssica: ¿Pasaron la noche juntos? (Sonríe)
Berenice: Sí (Sonríe feliz)
Jéssica: Me parece genial, Bere, pero te tengo malas noticias, no me lo vas a creer cuando te lo cuente.
Berenice: ¿Qué pasa Jéssica? Habla de una vez, te noto nerviosa.
Jéssica: Lorena ha intentado suicidarse.
Berenice: ¿Quéeeeee?
Casi a la vez, Juan sale del cuarto de baño ya vestido con una camisa blanca y traje negro.
Juan: ¿Qué ocurre mi amor?
En ese momento, ante la impresión de la noticia, a Berenice se le cae el teléfono de las manos, la joven pierde el conocimiento y se desmaya, Juan se lanza para sujetarla.
Juan: ¡Berenice! ¡Berenice, háblame! ¿Qué te pasa? ¡Berenice! (Angustiado)
Al otro lado del teléfono, Jéssica sigue hablando pero la llamada se ha cortado.
Jéssica: ¿Bueno? ¿Bere? ¿Bereee?
En la mansión de la familia “Castilla-Alcaraz”, Juan tiende a Berenice sobre la cama e intenta hacerla volver en sí. En ese momento una de las criadas acude a la habitación asustada por las voces de Juan.
Criada: ¿Qué ocurre joven? Escuche gritos (La chica ve a Berenice en la cama sin conocimiento)
Juan: ¡Llama a un médico, por favor! ¡Apúrate! ¡Deprisa!
La empleada de hogar baja corriendo las escaleras para pedir un doctor por teléfono. Al mismo tiempo, un hombre entra en la casa. El es Óscar.
Óscar: Buenas, disculpe que interrumpa así, venía a ver a Berenice Castilla-Alcaraz, soy un viejo amigo, acabo de instalarme en Santa Victoria como veterinario y…
Criada: Lo siento joven, pero la patrona se encuentra indispuesta, ahora no le puede atender.
Óscar: ¿Qué le pasa? ¿Se encuentra bien?
Criada: No lo sé, pero es mejor que vuelva en otro momento. Ahora está arriba con uno de los peones.
La criada se lleva el teléfono a la cocina y consigue hablar con el médico de Santa Victoria. Mientras, en la recámara de Berenice, Juan sigue intentando hacerla reaccionar, hasta que finalmente la chica vuelve en sí, justo al mismo tiempo en que Óscar abre la puerta de la habitación.
Óscar: Hola Berenice, sonríe. ¿Te sientes ya mejor?
Berenice: ¿Ós… Óscar? ¿Qué haces tú acá? (Extrañada a la vez que aún mareada)
Juan: ¿Quién es este tipo? ¿Se conocen? (Celoso)
Óscar: Claro, desde niños, Berenice y yo somos amigos desde la escuela. ¿Y tú eres?
Juan: Juan, me llamo Juan…
Óscar: Ahm… ya, ya me dijo la chica de servicio, ya. Trabajas acá en la hacienda.
Berenice: Juan… te presento a Óscar, Óscar, Juan. Siento que se tengan que conocer en un momento así pero… (Mareada)
Juan: Soy el novio de Berenice. (Mirándole muy celoso a la vez que molesto por su presencia)
Óscar: ¿Pero no y que eras novia de Daniel? No entiendo…
Berenice: Ay por favor, podrían dejarme sola un rato, necesito descansar, no me siento bien… estoy muy mareada, todo me da vueltas. (Llevándose una mano a la cabeza)
Juan: Está bien, lo siento… (Se levanta de la cama y la deja sola)
Óscar: Nos vemos luego, Berenice, espero que te mejores pronto.
Ambos hombres salen al pasillo, Óscar en tono amigable pero Juan muy celoso a la vez que incómodo con la inesperada visita.
Juan: Así que un viejo amigo, por lo que veo…
Óscar: Así es, acabo de volver al pueblo y bueno, voy a trabajar como veterinario ahora que don Silvano se jubila. ¿Cómo la ves?
Juan: Me parece bien… Pero no entiendo a qué viniste acá, la verdad.
Óscar: Berenice y yo fuimos juntos a la secundaria, somos buenos amigos, así que le debía una visita, era lo menos que podía hacer. ¿No te parece? (Molesto)
Los dos chicos se miran a los ojos en tono desafiante, Juan muy celoso, y Óscar muy altivo. Y es que lo que Juan no sabe es que Óscar siempre estuvo enamorado de Berenice. ¿Qué ocurrirá? No te pierdas el próximo capítulo.
CONTINUARÁ…